Ha llevado más de cinco años. La tercera institución de la democracia seguía pendiente de su renovación. La mediación de la UE logró romper el nudo gordiano. Por fin, la justicia tiene su renovación, que ha nacido para cambiar su elección y renovación. Todo iba sobre ruedas hasta que ha llegado la hora de elegir su presidente.
Otra vez el nudo gordiano ha vuelto a este órgano, que carece de representación institucional, de renovación en los cargos, del voto de calidad de su presidente y, sobre todo, de la confianza pública, porque no son capaces de ponerse de acuerdo, tras tres reuniones, en un candidato que obtenga 12 votos para presidir el CGPJ. ¿Tendrá que mediar la Unión Europea?
Es lamentable y triste que el mejor sistema político no tenga la suficiente capacidad para otorgar el bienestar que se espera de la democracia. No se trata de tenerla. Simplemente, que funcione. Veremos si los PGE ven la luz para 2025. Si no, vuelta a empezar en el mal nacional que se llama clase política. Así es imposible que los ciudadanos españoles tengamos un futuro prometedor.