En un planeta gobernado por la oscuridad donde el miedo lo inunda todo es difícil creer que otro mundo es posible. La raza humana está tan alienada que nos dejamos dominar sin confiar en nuestro poder personal, inundan nuestras cabezas pensamientos catastrofistas y nuestra vida es manipulada por los demás.
Además somos tan arrogantes que nos creemos el centro del universo.
Pero no estamos solos, hay vida en otros planetas y se está acercando el momento de conocernos; es la hora de la curiosidad, de la tolerancia y el respeto.
Llega el momento de la unidad y la hermandad, porque a pesar de lo que nos cuenten los medios de comunicación, vienen en son de paz.
Es difícil creer todo esto, incluso hablarlo sin que te tachen de lunática. El velo del olvido pesa demasiado y nuestras capacidades están muy mermadas.
En nuestras manos está el no conformarnos con el “malo conocido” y esforzarnos por recuperar nuestros dones.
La libertad está llamando a la puerta y no podemos mirar para otro lado.
Llega la hora de despertar y nuestros hermanos galácticos vienen a ayudarnos.
No te olvides de mirar al cielo.