Hoy en día, las redes sociales forman parte de nuestra rutina diaria. Pero, ¿somos realmente conscientes del impacto que tienen en nuestra salud mental? Según un estudio realizado por la Universidad de Harvard, el 63% de los adolescentes experimentan sentimientos de ansiedad, depresión o baja autoestima debido al uso excesivo de estas plataformas. La constante comparación con los demás, la búsqueda de validación a través de likes y el miedo a quedarse fuera de las tendencias son factores que están afectando seriamente a la generación joven.

¿Queremos seguir permitiendo que las redes sociales dicten cómo debemos vivir nuestras vidas? Estas plataformas, aunque pueden ser herramientas útiles para comunicarnos y aprender, también están diseñadas para ser adictivas. Los algoritmos priorizan contenido que genera emociones intensas, como la envidia o el miedo a perderse algo, lo que mantiene a los usuarios enganchados durante horas. Además, muchos influencers promueven estándares de belleza irreales y estilos de vida inalcanzables, lo que lleva a una sensación de insuficiencia constante.

Es urgente que tomemos medidas para proteger nuestra salud mental. La educación digital debe formar parte de los programas escolares para enseñar a los jóvenes a utilizar las redes de forma responsable. También es necesario que las empresas tecnológicas asuman su parte de responsabilidad y diseñen plataformas más éticas, que promuevan un uso saludable. Por último, debemos fomentar espacios de comunicación en los que los adolescentes puedan hablar abiertamente sobre cómo se sienten y buscar apoyo cuando lo necesiten. 

Si no actuamos ahora, las consecuencias a largo plazo serán devastadoras: una generación con mayores índices de ansiedad, depresión e incluso suicidio. Es hora de desconectarnos de los estándares irreales y reconectar con lo que realmente importa: nuestra salud mental y nuestras relaciones reales.

*Alumna de 1º Bachiller de Jesuitas Pamplona