Su indiferencia marca la diferencia
El pasado 27 de noviembre, Totto y Gestionando Hijos presentaron un estudio sobre la percepción de la sociedad española sobre el bullying.
Para empezar, uno de cada dos afirma haber presenciado un caso de bullying. No obstante, pongo el foco en el profesorado: seis de cada diez docentes admiten no saber cómo actuar ante un caso de acoso escolar, al mismo tiempo que el 77% asegura no recibir la formación suficiente para enfrentarse al problema. Pero lo peor viene a continuación: el 50% de los jóvenes cree que los profesores y centros escolares no actúan frente al bullying porque es una cuestión que no les preocupa.
Afortunadamente, la situación del bullying ha cambiado: hoy en día le damos mucha más importancia. Pero lo que no ha visto cambios es la actitud, la forma de responder de los educadores.
En muchos casos, la intervención de un adulto con autoridad puede significar un golpe menos, un insulto menos a un niño que está siendo acosado. Por eso mismo, cursos de formación obligatoria para combatir el bullying deberían de impartirse obligatoriamente, al mismo tiempo que el profesorado debería de tomar más consciencia de su poder para frenar un asunto de tal magnitud; su indiferencia marca la diferencia.