Tengo un amigo que padece, padece al 100 por ciento, de muchas cosas, sobre todo, como nos pasa a muchos, de la política de las derechas; esa tinta de calamar que aparece por todas las rendijas de la gente decente, que los de derechas se esfuerzan en enmarranar la vida, hasta la muerte, cuando no mandan; cuando no publican el Boletín del Estado, cuando muerden el polvo de la democracia; y crujen los dientes, cuando tienen que llorar como Boabdil, a moco tendido, porque su madre les recrimina que deben llorar como mujer, porque no defienden Granada como hombre. Solo nos falta llorar de belleza, de la poesía en piedra que es, según Jordi Savall y cualquiera que la haya visitado y la visite, La Alhambra. Y en Europa, América y muchas partes del globo este que llamamos Tierra, manda esta cuadrilla. Moito traballo, poco escudo. A llorar tocan.
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