La esperanza no defrauda, ¿pero se puede seguir así?
Estos días en Cadreita, como en cualquier otro pueblo vecino, la vida sigue igual... hemos pasado del invierno a la primavera, cambiaremos la hora de nuestros relojes, unos nacen y otros morirán, penas y glorias, guerras y paz que diría un tal Julio.
Sucesión de eventos que más bien en esta zona de la Riberanos han acercado a la guerra y los malos presagios, ya que este jueves se materializó en mi pueblo un golpe durísimo a unas familias humildes y trabajadoras que han sucumbido a los embates de un equipo de Gobierno rancio y cobarde. El ataque tiene el sello de UPN y apesta a ultraderecha, lo peor, que tiene el beneplácito de la cúpula regionalista.
Pues bien, que se conozca que este ayuntamiento va a dejar a unas familias sin trabajo usando recursos del pueblo y que les ha asfixiado de tal manera con litigios que se han quedado indefensos. Y no es la primera vez que actúan así.
Nadie ajeno a esta lucha contra gente del pueblo, por más rabia que nazca, ha podido preparar otro desenlace. Nuestro medio es la política y la implicación siempre bien intencionada. Es por eso que, aunque ahora no sirva, reivindico la esperanza y la confianza en las instituciones a pesar de que algunos, en la atalaya de la institución que es un ayuntamiento, como es el caso de mi pueblo, Cadreita, lo utilicen en beneficio propio y contra su gente. Conquistar no es convertir.
Entonces, ¿de qué hablamos? De levantarnos y cambiar esta realidad. Confiando en los mimbres que disponemos que son nuestras ideas, acciones y nuestro voto. Pensemos que se mantenga vivo nuestro entusiasmo y permanezcamos unidos por el cambio.