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Una IA sin cambios educativos

Una IA sin cambios educativosEuropa Press

La presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, ha advertido recientemente sobre el impacto de la inteligencia artificial en Europa. Un discurso lleno de previsiones, desafíos y promesas tecnológicas… mientras, en nuestras aulas, seguimos enseñando como si internet aún no existiera.

Es curioso cómo se multiplican los foros sobre el futuro digital, los paneles de expertos en IA y las cumbres de innovación, pero la verdadera revolución -la que empieza con un niño abriendo un libro o un profesor sintiéndose valorado- sigue en pausa. Queremos competir con Silicon Valley, pero con tizas y temarios del siglo XX. No hace falta ser una inteligencia artificial para darse cuenta de que, sin una reforma educativa profunda, lo único que vamos a automatizar es la desigualdad. Nos preocupa que los robots nos quiten el trabajo, cuando lo urgente es que no nos quiten la esperanza.

Quizás alguien debería explicarle a la señora Lagarde que, antes de programar algoritmos, habría que enseñar a pensar, a cuestionar, a desarrollar pensamiento crítico. La educación sigue siendo ese agente invisible al que todos nombran, pero casi nadie quiere mirar de frente.