Esta suma continua de despropósitos que viven nuestros familiares, las personas usuarias de este centro, parece que no va a tener fin. Tal vez solo sea coincidencia pero, desde que la gerencia del centro está en manos del fondo de inversión representado por Grupo 5, la vida se está volviendo mucho más difícil para las 70 personas que residimos y convivimos en Las Hayas en Sarriguren.
Empezamos detectando en febrero del año pasado la estrepitosa caída de la calidad de la alimentación, y un año después, ahí seguimos con una Comisión de Nutrición que vela para que todo lo referente a la alimentación sea correcto, pero que ningunea a la representación de las familias, en permanente lucha por una alimentación correcta. Y la ANADP y su gerente son conocedoras de las trabas que, desde el centro y desde Grupo 5, están teniendo estas familiares, pero no hacen nada para corregirlo.
En invierno y primavera sufrimos la falta de agua caliente durante semanas, teniendo que asearnos con agua calentada en microondas o en cazuelas, y todo por la falta de una pieza difícil de encontrar, colocar y recolocar. ¡Denigrante!
Continuó el frío y la calefacción también falló, y pusieron radiadores eléctricos en espacios puntuales para poder templarnos, porque muchos de nosotros apenas nos movemos de las unidades.
Pero por fin llegó el calor y, como no hay dos sin tres, ahora en plena ola de calor, y ¡qué casualidad! estamos con el aire acondicionado estropeado. Estos días aguantamos temperaturas tomadas en las unidades que rondan los 32/34 grados. Y, nuevamente, una pieza rota. ¡Desesperante!
El edificio de Las Hayas es un edificio inteligente al que su propietario y responsable, la ANADP, ni permite ni posibilita poner elementos que atenúen el sol directo en sus ventanales, pero que cuando sus sistemas de control domóticos fallan o se estropean, se convierten en ratoneras de personas.
Las familias padecemos la escasa información por parte del centro sobre estos problemas: muchos de nuestros hijos e hijas no tienen lenguaje hablado y siempre nos tenemos que enterar por el personal de atención directa, que se juega el puesto al saltarse la confidencialidad a la que les obliga su contrato.
¿Hasta cuándo van a tener que aguantar nuestros familiares esta precaria Atención Centrada en la Persona, que gestiona un fondo buitre al que el Gobierno de Navarra le tiende la alfombra roja sin controlar adecuadamente su gestión? ¿Qué buscan? ¿Que nos llevemos a nuestros familiares a nuestras casas?
De momento están viviendo asfixiados de calor, y nos dan largas: dicen que, aprobado el presupuesto, están “haciendo pruebas para buscar una solución intermedia hasta que se realice la reparación definitiva”. Después de más de una semana de días asfixiantes y de noches tórridas nos aseguran que ya está todo arreglado y es mentira.
Por otra parte, esta situación nos ha llevado a entrar más en las unidades de nuestros familiares para ver cómo están e inesperadamente descubrir otras reparaciones no hechas en zonas comunes, habitaciones y aseos, que hacen que tengan que convivir en espacios insalubres.
Así que seguimos sin visos de que las cosas se resuelvan en días, con lo que conlleva a nivel físico, emocional y conductual... ¡y ellos y ellas no tienen capacidad de quejarse! Y quienes les queremos cuidar no conseguimos la atención de los responsables de los centros donde viven, aunque seguiremos luchando para que así sea.
Qué difícil es la vida que les ha tocado vivir.