La guerra
Y no hablamos de Palestina, porque eso no es una guerra; es un genocidio. Propongo. Que así como se está intentando revertir las tendencias manifiestas del hombre, como el machismo, el patriarcado y el olvido de las potencialidades infinitas del género femenino, aunque no siempre ha sido así, propongo, borrar el negocio de la guerra, el mecanismo de la crueldad y la muerte como fuerza de la humanidad. Para ello, hay que revertir por ley de obligado cumplimiento, el negocio de la guerra y sus fondos, y convertirlo en educación y que los jóvenes lo asuman como obligación y sustento para que los pobres que la sufren no mueran de hambre mental y físicamente. No será fácil y costará tiempo, pero se puede hacer con la dignidad que consigue el hombre que quiere mejorar y sobrevivir. La inteligencia artificial, nos puede ayudar mucho, si la utilizamos en la buena dirección. Las religiones y los partidos políticos, seguirán lo mismo o parecido, dependiendo de quién gane antes o después. Por eso hay que ponerse metas imposibles, porque la flauta, algunas veces suena por casualidad y es más entretenido que hacer siempre lo mismo. Lo de matar, odiar y robar por la cara, porque el beneficio es el motor de la vida de los que organizan el cotarro, ya lo sabemos. Tal vez con un poco de suerte se da la vuelta a la tortilla sin romperse, y vuelta al calcetín de lana, virgen y mártir. Si a esto le añades que los niños aprendan euskera, su idioma propio, has cambiado el mundo para bien y para siempre. Ilusión.