Cuando se hace todo mal nos apresuramos a difundirlo a los cuatro vientos... y cuando se hace bien, no es costumbre ponerlo en valor. En nuestro caso, recientemente nuestro padre ha estado ingresado en el Hospital Reina Sofía de Tudela durante casi dos semanas. Desde el minuto 0 que entramos por Urgencias todo ha sido profesionalidad, desvelos, cariño, empatía, acogimiento... 

Gracias al equipo de urgencias, cirugía y a todo el personal de la 2ª planta, mi padre hoy se está recuperando. La doctora Aitziber Echeverría, los y las cirujanas, las enfermeras Noemí, las Nereas, Ana... las auxiliares Jaione, Visi, Aisela, Idoya... No nos caben todos los nombres pero sí sus caras. Son profesionales que se desviven por sus pacientes, que corren cuando hay que correr, que escuchan, que ponen al paciente en el centro en medio de unos turnos interminables y siempre con una sonrisa y una mano tendida, aun en los peores momentos. Como todo en esta vida, las cosas las hacen las personas y en este caso, han sido ante todo grandes personas las que nos han atendido. Gracias, Hospital Reina Sofía de Tudela.