La muerte, baste rozarse con ella, para saber lo que es tristeza
Veo la muerte a todas horas y desde bien chiquito. Y mientras unos eran felices yo la sentía muy profundo. Porque la muerte muerde siempre. Y no estoy para competir sobre la hondura, la profundidad, o si el desgarro producido por su mordida, es tal, o cual. Porque con sentir un simple rasguño de ella, ya sabes lo que duele que te lo quiten todo lo que esa persona que se ha muerto, representaba para ti.
Y con comprender las circunstancias de cada uno, veo un dibujo de la muerte con guadaña y me río. Porque sibilina y constante a todos nos espera. Y no es cinismo. Es haber comprendido que escapar de ella es imposible. Y la trato sin temor y sin tenerla como tabú. Porque me ha robado tanto que sé que le queda robarme mi vida. Y llegará porque es ineludible. Y por eso le saco la lengua mientras celebro con los que viven la vida, que ella nos siega.
Y así os lo digo.