¿Qué diferencia hay entre una chica afgana de diecisiete años y yo, que vivo en Pamplona? La diferencia no reside en nuestro físico, nuestra capacidad o nuestro intelecto, sino en el lugar en el que nos ha tocado nacer y las leyes impuestas en cada uno. En España, las chicas de 17 años podemos elegir nuestra ropa, estudios, amigos, pareja y sobre todo nuestros sueños; mientras que en Afganistán una joven de la misma edad que yo tiene prohibido asistir a la escuela desde los doce años, trabajar y salir a la calle sin un acompañante masculino o sin su permiso. Por no hablar del aumento de los matrimonios forzosos y de que, en muchas ciudades, para pisar la calle tienen que cubrirse por completo con un burka, porque si no lo llevan pueden ser arrestadas o humilladas públicamente por parte de la policía de la moral. 

Desde el año 2021, la situación de la mujer en Afganistán ha empeorado considerablemente a causa del gobierno talibán, que retomó el poder arrebatando así todos los derechos femeninos. El futuro de toda una generación de chicas ha sido robado y esas niñas van a crecer sabiendo que su vida se va a basar en estar escondidas, mientras que el mundo observa con compasión, pero sin ningún tipo de iniciativa por ayudarlas. 

Tengo la suerte de haber sido educada y de poder seguir formándome en mis estudios, de tener libertad de expresión y de poder hacer con ella lo que quiera. Por eso me parece tan injusto que chicas como yo se vean obligadas a vivir así por culpa de un sistema que las oprime y las castiga por el simple hecho de haber nacido mujer.