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Barañaingo udalaren goraberak

Barañaingo udalaren goraberakJavier Bergasa

Barañáin, ciudad con ley de bloqueo, escándalo, carente de proyectos, pero con una fachada ventilada en el Consistorio, acojonante, donde la sostenibilidad y versatilidad sirven para que se pueda ir a pasar el rato por las oficinas. Se pueden demandar servicios y atenciones que con los criterios de UPN activan y fomentan la parálisis de la ciudad, huyen de la transparencia y de la participación y solo en el saludo del programa de fiestas la alcaldesa dice: ”Barañáin, un pueblo vivo, participativo, orgulloso de sus tradiciones”, “los mayores, memoria viva de Barañáin”, “espíritu de convivencia”, “unos días para compartir”.

Y no sigo más, y todo está cargado de eufemismos. No hay insidia, pero sí falta de responsabilidad, una cierta altanería que termina siendo provinciana, influenciada por el torpedo Aoiz. De Barañáin se ha escrito mucho, como el que en una fábula preciosa (antiguo concejal) vio el reloj del consistorio parado, y no se confundió, porque el consistorio estaba y está parado, pregunten a las 58 viviendas de alquiler de Nasuvinsa. Asimismo, un periodista puntualmente relata en sus crónicas todo el estado crónico del Consistorio. Sin embargo, ahora, tras años con las obras paradas del centro de día, parece que continúan con su ejecución, y a pesar de todo un grupo nutrido y diverso de Barañáin han formado otra iniciativa más, Barañáin despierta-Barañain esnatu.

Si se termina el centro de día hay que continuar sin pausa con la residencia pública de mayores, ya que Barañáin lo tiene a huevo, o sea más que fácil que cualquier otra localidad por la existencia del centro de las Dominicas, actualmente sin un uso multifuncional. No queremos recordar alguna que otra subvención perdida, pero hay que estar muy atentos a revindicar y formalizar la gestión pública a todos los efectos del centro de día, con una atención de calidad.

Hay que recordar cómo en junio de 2017 el Complejo Hospitalario de Navarra (CHN) recuperó íntegramente la gestión pública de sus cocinas ante la deriva a la que había llegado la privatización, priorizando la rentabilidad económica. Y lo que demandamos para el centro de día habrá que continuarlo con la residencia de la tercera edad sin que el capital privado entre por la puerta de atrás. Inor ez dabila okertu.