Cada año, con la llegada del Black Friday, volvemos a ver cómo muchas marcas ofrecen descuentos exagerados que, más que representar oportunidades reales, acaban alimentando un consumismo poco responsable. Bajo la promesa de grandes ofertas, se repite un fenómeno que ya conocemos: compramos más de lo que necesitamos y, a menudo, a precios que no son tan atractivos como parecen.
Muchos comercios inflan los precios semanas antes para poder anunciar rebajas espectaculares que, en realidad, no lo son. Otros utilizan técnicas de marketing que juegan con la urgencia y el miedo a perder la oferta, haciendo que la gente compre impulsivamente. Al final, somos los consumidores quienes acabamos atrapados en una rueda que confunde necesidad con oportunidad.
Es importante que, como sociedad, empecemos a cuestionar este modelo de consumo acelerado y poco sostenible. Necesitamos más transparencia en los precios, más responsabilidad por parte de las marcas y, sobre todo, más conciencia por parte nuestra.