Desde hace varios meses se ven en los barrios y en el centro de Pamplona muchas bajeras de comercio cerradas. Donde antes había un pequeño local, de los que se decían de toda la vida, con sabor propio y años detrás del mostrador, ahora no hay nada o ha acabado reconvertido en una tienda sin identidad. No es fácil el relevo generacional en el pequeño comercio y menos en el centro de las ciudades, por los altos alquileres, o en los pueblos, por la falta de vivienda para que la gente pueda quedarse, entre otras razones, como el coste de ser autónomo. Una tienda en un pueblo pequeño es un servicio esencial.
Es un espacio no solo para comprar sino para sociabilizar, para encontrarse los vecinos y vecinas y charlar, para poner en común lo cotidiano y saber que siguen bien. Evitar que se cierren en lugares ya en riesgo como nuestro Pirineo es clave para frenar la despoblación. Y eso requiere poner el foco en el lugar preciso. Y es que según los últimos datos, solo en doce años se han cerrado mas de mil negocios en Navarra. Una cifra que corrobora esa sensación que queda al pasear por algunas zonas. Por eso es importante tratar de revertir esta tendencia y en eso está el Gobierno foral con la Ley del Comercio y otras iniciativas. Entre ellas, el compartir la experiencia con nuestros vecinos, casi hermanos de Baiona, una ciudad con la que Iruña tiene muchos lazos y a la que hay que mirar en muchos aspectos en los que nos lleva ventaja, para conocer sus experiencias y proyectos de dinamización comercial.
Porque pasear por sus calles, por el entorno de su catedral, recorrer las orillas del río o la Petit Baiona es pasear por una ciudad viva, en la que el comercio es todavía esencial. Como lo es el tomar conciencia y actuar individualmente apoyando esos negocios de la mejor manera: comprando allí en lugar de hacerlo a través de un click. En la semana del Black Friday está bien poner el acento en lo local. Aceptando que es una de las fechas de mayor consumo y que el consumismo ha llegado para quedarse, aunque nos cueste y no nos guste. Porque lo cierto es que por mucho que traten de imponer un determinado modo de gastar, el gesto individual de comprar depende de cada uno o una y podemos decidir hacerlo apoyando a quien contribuye a que la vida de nuestros pueblos y ciudades se mantenga.