He aquí el porqué de la grafía castellana de los apellidos navarros, la cual debe ser sustituida por la vasca. El castellano no aparece hasta bien entrada la Edad Media. Antes existían otras lenguas, la mayor parte de ellas ya desaparecidas. El latín era la lengua culta y la que se empleaba en la escritura, luego fue el castellano.
Peio Monteano en los libros El Iceberg navarro o Euskera y castellano en la Navarra del siglo XVI afirma, basándose documentalmente, que de 10 navarros 8 no conocían el castellano.
Especialmente a partir del siglo XV la administración civil y militar, la justicia, la iglesia usa el castellano, con lo que la supremacía de esa lengua triunfó en los ámbitos de poder, aunque la mayor parte de la población no la conocía.
Los castellanos, con Nebrija al frente, se encargaron de redactar unas normas lingüísticas uniformes que poco a poco se fueron cumpliendo. ¡Cuántos son los que no pueden admitir que los vascos hayamos hecho algo similar, aunque haya sido unos siglos después! Intentando denigrar a un idioma mucho más antiguo que el resto de las lenguas europeas.
El caso es que es habitual encontrarnos con la grafía castellana en nuestros apellidos (Acha, Cirauqui, Chavarri, Garaicoechea, Goyeneche, Zubielqui...).
Sabemos de las dificultades administrativas, y especialmente sentimentales, para cambiar la grafía del apellido de nuestros padres. Va unido a la familia, ya que así nos lo han transmitido; aunque también es preciso saber que los apellidos durante los siglos se han ido escribiendo de formas muy diversas. Por ejemplo nuestro patrón, San Francisco Javier escribía Xabier. Igualmente la Academia de la Lengua Vasca establece la forma ortográfica correcta de los apellidos vascos, que como es lógico no es la grafía castellana. La mayor parte de las familias de Gipuzkoa, Araba y Bizkaia así lo están haciendo y están adaptando sus apellidos a las normas establecidas para su idioma; sin embargo, en Iparralde y en Nafarroa sigue siendo habitual la ortografía francesa o española (Etchegaray, Etcheverry, Echezarreta, Guelbenzu, Oroquieta). Hasta el punto que el volver a escribir estos apellidos con la grafía original se antoja para muchos caprichoso o superficial.
Sabemos que no todas las personas están dispuestas a realizar los trámites administrativos para cambiar la grafía de sus apellidos; pero no estaría de más que en los escritos que no son oficiales nos acostumbrásemos y nos atuviésemos a las normas redactadas por Euskaltzaindia, máxima autoridad en el tema. Especialmente deberían ser los medios de comunicación los que cumplan con esta norma, tan necesaria para habituar a la población a la grafía euskaldun.
* Bibliotecario