Cada día resulta más evidente cómo las redes sociales se han convertido en un espacio donde el odio circula con total libertad. En los comentarios de casi cualquier publicación aparece alguien dispuesto a criticar, insultar o descalificar, amparado en el anonimato y la distancia que ofrece una pantalla. La facilidad con la que hoy se pueden lanzar mensajes ofensivos ha normalizado una forma de violencia en el entorno digital. Veo necesario educar y reflexionar sobre el impacto real que estos comentarios tienen en las personas y fomentar una cultura digital más responsable y respetuosa.
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