hoY se debate en el Parlamento una moción de Nafarroa Bai por la que se insta al Gobierno de Navarra a la elaboración de un Plan Audiovisual. En ella también se pide que, en tanto que se aprueba el plan, se neutralice esa especie de castigo o maldición bíblica que se impuso a Euskalerria Irratia ya desde antes de nacer, y que se le otorgue un título habilitante, provisional o como quieran, que le permita trabajar en paz hasta que obtenga la licencia de emisión definitiva. De esto, como digo, parlamentarán hoy.
Otra cosa es la moción que el PSN pretende registrar para pedir al Gobierno foral que incremente la oferta radiofónica con la puesta en marcha de una emisora pública en euskera, mediante un convenio con la corporación RTVE. Esta moción, si llega al salón de plenos, lo hará como pronto dentro de dos meses. Lo que ocurre es que, con su anuncio, Juan José Lizarbe le ha quitado protagonismo al tema de hoy, y parece que también pretende restarle urgencia a la necesidad de solucionar cuanto antes la injusta situación de Euskalerria Irratia. Para ello ha rescatado del baúl de los recuerdos una idea que Aladino Colín, consejero de Presidencia e Interior de Urralburu, lanzó hace ya 20 años. Leo sus palabras en el Diario de Sesiones del Parlamento de Navarra del 15 de noviembre de 1990, que casualmente tenía yo aquí archivado entre la cafetera y la tostadora: "Radio Nacional, a través de Radio 4, va a emitir próximamente programación en euskera con carácter fijo desde las 20 horas hasta las 24. Una programación que en una primera etapa va a empezar a partir de las 23 para desde el mes de enero cubrir un espacio de cuatro horas de duración íntegramente en euskera". Lo dijo con gran solemnidad y todo detalle. Han pasado 20 eneros y todavía seguimos esperando... Lo que sí llegó cuatro años más tarde fue el final de las emisiones en euskera que se venían haciendo en dicha emisora -de manera más o menos continua- desde 1980, cuando todavía se llamaba La Voz de Navarra.