el pasado 25 de enero, el Boletín Oficial del Estado (BOE) publicó una orden por la que se procedía a la inscripción en el Registro de Fundaciones del Ministerio de Sanidad y Política Social de una fundación llamada Marquesa de Balboa Ancianos Solitarios Venidos a Menos (ASVM). Si el nombre parece un chiste, los fines de la Fundación son para alucinar: "Atender y cuidar a pobres vergonzantes y ancianos solitarios venidos a menos, que vivan solos o en condiciones precarias, con su familia o con personas a quienes también estorban, o en residencias que tienen deficientes condiciones de higiene y en donde, además les traten mal, atendiendo primero a las mujeres, y preferentemente a las que tuvieron una buena posición, con preferencia a las personas de la condición social que tuvo la extinta Excma. Sra. Marquesa de Balboa, que necesitan ayuda y no se atreven a solicitarla o no lo consiguen".
El patronato de esta Fundación está formado por cuatro mujeres de la alta sociedad doña Leticia de Borbón de Rojas, doña Oliva de Borbón y Rueda, doña Cristina de Figueroa Borbón y doña Beatriz Bullón de Mendoza Gómez de Valugera. Mucha Borbón por metro cuadrado.
Ayer, día de la República, se habló mucho de lo alejada que queda en pleno siglo XXI la monarquía del concepto de política democrática que hoy en día tenemos muchas y muchos de nosotros. Sin embargo, tampoco conviene olvidar que esta institución, como la nobleza, cuentan en gran medida con el apoyo social y económico de los más fuertes. No es casualidad que los príncipes de Asturias o la duquesa de Alba, poseedora de 46 títulos nobiliarios entre ellos Condesa de Lerín y Condestablesa de Navarra y descendiente del jefe de los ejércitos que invadieron Navarra, aparezcan día tras día en los medios de comunicación como ejemplo de ciudadanos ejemplares, solidarios, comprometidos e, incluso, generadores de tendencias de moda.
En ellos todo es fantástico, y si no, tranquilos, siempre les quedará la ONG de las marquesonas venidas a menos.