una de las ventajas de peinar canas debe ser, indudablemente, el atreverse a decir lo que se piensa sin temor a las réplicas. Y si además ya se tiene un pie en la jubilación, tanto mejor. Eso debe ser lo que le está sucediendo a Miguel Sanz, porque no es normal soltar unas frescas como las que soltó diciendo que es una bobada "con todas las letras" que Uxue Barkos esté mejor valorada que Yolanda Barcina en las encuestas del CIS, y que la pregunta del barómetro está mal formulada. Ya sabemos que Sanz es muy "rocero", muy campechano y tal vez hasta echemos en falta su peculiar estilo cuando deje el trono, perdón, el cargo. El estilo Barcina es muy diferente. En una manifestación de gays, lesbianas y transexuales, creo recordar, hicieron una pancarta que decía: "Barcina: eres mala, fría y calculadora".

Otra de las citas célebres de Sanz es una que utilizan en Euskalerria Irratia en uno de sus jingles de promoción. En ella, el presidente pregunta y responde con mucho énfasis: "¿Quién está trabajando por el euskera? ¡Somos nosotros!". Increíble, pero cierto.

Cada vez se ve más claro que en la gran batalla por el poder y el dinero en la que están inmersos gobiernos, partidos políticos, sindicatos, empresas, fundaciones, asociaciones de todo tipo?el euskera es algo insignificante. Su pérdida, para muchos, no iría más allá de ser un mero daño colateral. Para una gran parte de nuestra élite política y económica, en Navarra sólo hay dos tipos de euskaldunes: por un lado los malvados que sólo buscan la disolución de la Navarra foral y española para dejarla en manos de los sanguinarios vascos separatistas y, por otro lado, los que actúan de buena fe, pero que son, en el fondo, unos ingenuos manipulados y utilizados por los primeros para sus fines perversos.

El sábado, a las seis de la tarde, frente a los cines Golem nos reuniremos para decir, entre otras muchas cosas, que ya está bien, que ya basta de presentar el euskera como una amenaza, que hay vida más allá de la política, y que el euskera forma parte de esa vida.