lo pregunto porque después de tanto barullo, de tanto nubarrón apocalíptico, de tanto suspense político, no sabemos si estamos como antes, como ahora o de otra forma. Yo al menos no sé y me temo que la peña de mis lectores, tampoco mucho.

Puedo equivocarme, claro, porque soy lego en la materia, pero para mí que estamos como estábamos antes de la celebración de la cumbre europea, albardada de miedos y terrores, en la que nos jugábamos todo, la moneda, el ser europeos, la millonada que nos iba a costar el dejar de serlo solo en papeleo, las carreteras, los parques, las obras innecesarias financiadas por la corona de estrellas, todo... Regresaba la peseta. Lo decía Boris Izaguirre, hecho gurú, que de la crisis saca la espuma del glamour, porque la nuestra no deja de ser una crisis glamurosa. Y yo, siendo Boris Izaguirre quien lo decía, cuando lo leí, me eché a temblar.

Y es que nuestro futuro está en mano de gurús como el Boris o de las videntes que aparecen en los canales últimos de la televisión, junto a los anuncios de relax: presente y futuro de un mismo quehacer, de un mismo canguelo, de una misma urgencia: "¡Y ahora, vamos a Rincón a quitarnos el quehacer!", aullaba un cazador furtivo bardenero.

Quieren abolir el relax, es decir, la prostitución (algo que todavía está solo "a nivel de debate", que es un nivel de categoría)... pues ya puestos que hagan lo mismo con el futuro, pero sobre todo con el presente: abolido, paf, no ha pasado nada, un mal sueño, cuando despertemos será otra cosa... o la misma, pero redoblada.

Claro que tras la cumbre de las cumbres, es cuestión de preguntarse si con las nuevas e ignotas medidas de la Unión Europea, unidas a los planes secretos de Rajoy, va a reactivarse la economía (según dicen, aunque no digan cómo) de forma que los parados sean absorbidos como quien quita el tapón al bidet, y si de paso, ya puestos, se va a impedir el despilfarro sistemático de dineros públicos (circuitos de Fórmula 1 en Valencia y de goitiberas rompeculos, porque para más no da, en Los Arcos para atraer a vascos, riojanos y autóctonos a ver la pura nada, aeropuertos sin aviones, arquitectura de diseny millonario entregada a las herrumbre y las goteras...); si se van a tomar estrictas medidas legales no ya para resucitar La Gandula (antigua Ley de Vagos y Maleantes), sino para impedir el enriquecimiento injusto de cargos públicos y adheridos, que son muchos; si van a quitar del cartel del Teatro Chino de esta feria de mala vida y peor muerte, la revista Alí-Babá y los cuarenta mandoncillos, y otros espectáculos arrevistados que no cesan, como el de Urdangarín, cuya esposa va a quedar fuera de las investigación, por muy secretaria de la empresa de los eventos que fuera o es, o vaya usted a saber cómo está el organigrama. Algo habrá firmado, digo yo, porque si no, no sé qué tipo de secretariado ejercía. Los jueces quieren proteger a la familia (a la real y a la algo menos que real), para que ésta no aparezca ante el público como una famiglia, para que no vuelvan a ser meramente los andobas o los andobos: "¡Ya se fue el andoba!", dicen que fue la pintada que pusieron en el Palacio Real de Madrid el 14 de abril de 1931. Cosa de las famosas turbas que ahora llevan décadas calladas, quietas, mansas, no por nada en especial, sino porque saben de buena tinta y mejor gen, que todavía pueden quitarles más, y por eso callan, y no se echan a la calle, aunque se vayan todo lo que pueden de puente.

Y saber también, ya de paso, si se va a poner coto a la industria de matonería que acaba de llevarse un varapalo por medio de la Audiencia Nacional que ha absuelto a los hermanos Saralegi de un delito terrorista de amenazas de muerte, no ya por flagrante falta de pruebas, sino porque los acusadores mentían, es decir, dicho de manera más fina: "incurrían en flagrantes contradicciones" en sus denuncias y declaraciones.

Ahora, en lugar de llamarle a alguien mentiroso, ya se puede decir, al tiempo que se hace una versallesca reverencia: "Señor mío, usted incurre en flagrantes contradicciones". Bonito. Queda. Ay, con lo contundente y expeditivo que es decir "mentiroso", pero estamos en tiempos en que las cosas no son lo que parecen, por eso hay que recurrir a fórmulas que las dulcifiquen y no sean tan agresivas porque la vida es guapa, guapa.

Y una pregunta más. A ver si me aclaro, si los matones, ay, perdón, guardaespaldas de UPN han denunciado en falso, ¿cómo es que no se les aplican las medidas legales correspondientes a la denuncia falsa, artículo 456 del Código Penal?...

"Sí, sí, escucho, sí... ¡Ah! Vaya, pues esto sí que es una sorpresa, me deja usted de piedra...".

Acabáramos, que me dicen que el Código Penal funciona para unos, pero no para otros, y que hay espacios casi siderales de impunidad reservados a gobernantes, mandoncillos ya citados (Felipe Guaman Poma de Ayala), gentes principales y adheridos... famiglie. Con todo, esa de la Audiencia Nacional que beneficia a los hermanos Saralegies una sentencia casi milagrosa. Dada la palabra de calidad cuasi notarial que tienen, si los protagonistas hubiesen sido uniformados, los hermanos Saralegui estarían condenados, me temo. Son cosas éstas que piensa la gente, la llamada gente, las turbas si me apuran, mientras se dedica un rato a disfrutar de algo banal como un vaso y algún comistrajo contundente, y habla y habla, y cuenta sucedidos. Y la gente se equivoca, tiene poca instrucción, no sabe cómo son de verdad las cosas, vive en el error y en la ignorancia, por eso necesita quién la dirija y por ese motivo quien la dirige (por mandato divino o por unas urnas que confunde con el anterior) necesita matones a su servicio, no vaya a ser que la gente (las turbas) en lugar de por defectuosa instrucción, se guíe por el olfato.