Hace unos meses pusieron en Isaba un sistema de alumbrado "inteligente" que consiste, básicamente, en no tener las luces de las calles encendidas cuando no hace falta porque no hay nadie. Yo daría un paso más y pondría directamente un sistema como el de las iglesias, basado en que si quieres que se enciendan las bombillas tienes que echar unas monedas en el electro-cepillo. Esta sí me parece una idea brillante y que, además, va en la tónica actual de hacer pagar a la ciudadanía dos veces por el mismo servicio, como va a ocurrir en la sanidad. Bueno, en el caso de que se tenga acceso a ella, algo que parece que no les va a suceder a los inmigrantes sin papeles y sin derechos. Algunas voces defienden la idea argumentando que tampoco pagan impuestos. Esas mismas voces son, precisamente, las que defienden que la Iglesia católica goce de exenciones y ventajas fiscales que nadie más tiene. Ayer mismo el Parlamento aprobó una moción por la que insta al Estado a revisar el acuerdo con la Santa Sede con el fin de evitar favoritismos. No se trata de dejar a los religiosos sin atención médica, ni mucho menos, teniendo en cuenta además la elevada edad media del colectivo, pero o todos moros o todos cristianos.
Volviendo a la idea de las farolas, se la tengo que proponer a Yolanda. Podría encajar bien en el "rosario de buenas noticias" que anunciaba el viernes pasado. Iría bien en la sección de misterios luminosos. De la misma manera lo que decía el lunes la consejera Lourdes Goicoechea sobre la economía navarra afirmando que "siempre hemos estado por encima de la nacional", y que su "visión personal" es que "aquí no vamos a entrar en recesión", encajaría bien en los misterios gozosos e incluso en los gloriosos. Lo que no tiene aspecto de buena nueva, precisamente, es el anuncio de Álvaro Miranda de buscar soluciones para afrontar un exceso de déficit de 53,9 millones de euros. Traducción: más recortes. A temblar. Me temo que rosario de noticias sí, pero creo que los misterios dolorosos van a seguir siendo los más abundantes. Amén.