Hace una semana falleció el lingüista alemán Jürgen Untermann,ganador del premio Príncipe de Viana de la Cultura en 2010.

Este profesor emérito de Lingüística Indoeuropea de la Universidadde Colonia era el mayor especialista internacional en el estudiode las lenguas y la escrituras paleohispánicas de la PenínsulaIbérica, a las que dedicó más de cincuenta años de su vida.

En relación con el euskera, el investigador explicaba que laescasez de inscripciones, de testimonios directamente documentadosen esta lengua en la Hispania prerromana, hace muy difícil delimitarsu extensión en aquella época a este lado de los Pirineos.

Untermann estudió las pocas inscripciones que datan de aquellosaños, como los mosaicos encontrados en Andelos, la lámina debronce de Aranguren y diversas monedas de los siglos II y I a.C.,como las acuñadas cerca de Pamplona con las palabras Arsaos,Ba(R)Skunes y Olkairun.

En cuanto a la relación entre el aquitano, o sea el tatarabuelodel euskera actual, y la lengua ibérica que se hablaba en partede la Península antes de que llegaran los romanos, Untermannafirma que la cuarta parte de las raíces antroponímicas aquitanasaparecen igualmente en la antroponimia ibérica. De la misma maneraen el tema de la declinación cree vislumbrar ciertos parecidos.Todos estos indicios, junto con las características especialesde la fonética en las lenguas hispánicas, diferentes de otrasde su misma familia, le llevó a concluir que el ibérico y elvasco pertenecieron a una misma familia y que las dos influyeronen las lenguas indoeuropeas y latinas que fueron llegando mástarde. Sin embargo, el ibérico, como el resto de miembros dela familia, desapareció en la noche de los tiempos, mientrasque sólo el euskera sobrevivió.

Resulta realmente increíble que teniendo un tesoro cultural tanimportante y vivo entre las manos, nuestro Gobierno de Navarra,el mismo que premió a Untermann, se empeñe en hacer todo lo posiblepara que esta lengua desaparezca de una vez del mapa.