Estos días han comenzado las fiestas en varios lugares de la geografía navarra, que poco a poco se multiplicarán conforme se acerca el verano. Y muchas personas nos preguntamos si se repetirán las escenas que año tras año vemos que nuestras calles y plazas se convierten cada día en auténticos vertederos.

Las fiestas son uno de los momentos más celebrados en nuestra comunidad a través de los cuales se manifiestan distintas cuestiones de diversa índole, desde tradiciones a manifestaciones de sentimientos colectivos. Y también en esos momentos y en esos espacios es necesario actuar de acuerdo al medio ambiente y al entorno. Esto quiere decir, trabajar para que la fiesta genere la cantidad mínima de residuos posible y que estos sean recogidos de forma separada para que puedan ser posteriormente reutilizados y reciclados, se reduzcan los factores de contaminación atmosférica o acústica, o el riesgo de accidentes, entre otras cosas. Aunque también habría que decir que fiesta y sostenibilidad son elementos un tanto contrapuestos, y cabe preguntarse si hace falta tanto consumismo en fiestas y en la vida cotidiana.

Para que unas fiestas puedan ser sostenibles habría que considerar tanto criterios sociales como ambientales y qué normativas se aplican. La apuesta por unas fiestas cada vez más masivas, además de riqueza para el sector servicios, también trae impactos ambientales, y más preocupante aún en la situación de emergencia climática en la que estamos.

Es necesario abandonar la idea de que las fiestas son sucesos inusuales donde las conductas de las personas no tienen en cuenta los efectos sobre el medio ambiente y el entorno. Las fiestas consumen un espacio, y lo ocupan hasta tal punto que pueden llegar a transformarlo radicalmente. En una sociedad de consumo, como la nuestra, una celebración se asocia a una aceleración del nivel de consumo de bienes y servicios.

Dicho esto, cabe señalar que el pasado 3 de mayo entró en vigor el Decreto Foral 36/2024 de eventos públicos y sostenibilidad, normativa impulsada por el Gobierno de Navarra que según han manifestado sus responsables busca principalmente reducir la generación de residuos y fomentar prácticas sostenibles en la celebración de actos públicos, tanto culturales como deportivos, festivos o de cualquier otra índole. Y, entre otras cuestiones, prohíbe la utilización de plásticos de un solo uso. Ni vasos de usar y tirar, ni platos o cubiertos de plástico en comidas festivas, ni tampoco botellines de agua en carreras populares...

El ámbito de aplicación del decreto afecta a todos los eventos públicos que se celebren en el territorio foral, tanto los que sean organizados por entidades públicas como los que estén patrocinados o subvencionados por las administraciones, así como para aquellos que requieran de autorización administrativa expresa. No obstante, tal y como se publica en DIARIO DE NOTICIAS el pasado 11 de mayo, “es importante recordar que las actividades que tengan lugar de modo habitual en locales que cuenten con la correspondiente licencia de actividad clasificada, en un bar, por ejemplo, no están sujetos a esta normativa”, explica Raúl Salanueva, director del Servicio de Economía Circular del Gobierno de Navarra. Tampoco en un partido en el Sadar, por ejemplo, o en un concierto en el Arena... “Porque son actividades habituales de esa licencia de actividad”.

La normativa puesta en marcha no dudo que tendrá beneficios ambientales, pero limitados. Por otra parte, plantea unos cuantos interrogantes, y, por otra parte, afecta a determinados eventos, pero no, por ejemplo, a la multitud de fiestas que se celebran en los distintos pueblos de Navarra y en su capital, Iruña-Pamplona, Y, en este sentido, cabe pensar que se repetirán escenas en las que las calles y plazas estén repletas de todo tipo de residuos.

Entre los interrogantes que plantea el Decreto Foral están, por ejemplo, que si bien en el decreto se dice que “se fomentarán sistemas de depósito, devolución y retorno (SDDR)”, a continuación se señala “siempre que dicho sistema esté implantado en la Comunidad Foral o en la entidad local en la que se desarrolle el evento”. Como no lo está, entonces cabe preguntarse, ¿para cuándo?

Por otra parte, tal y como dice el Decreto Foral, los locales que cuenten con la correspondiente licencia de actividad clasificada, un bar, por ejemplo, no están sujetos al Decreto Foral, lo que limita enormemente la efectividad del citado decreto, aunque sí el resto de normativa existente al ser un productor de producto.

Otra cuestión es la referente a la utilización de vasos reutilizables. Hace años que se consideró como una interesante iniciativa, porque permitía reducir el consumo de plástico y evitar el uso de vasos de plástico de un solo uso. Sin embargo, la realidad comprobada es que en unos porcentajes altísimos los vasos reutilizables no han vuelto a su retorno y han ido a parar al vertedero, ya que se ha dificultando mucho esa devolución. ¿Se van a seguir fomentando los vasos reutilizables a sabiendas de que van ir a la basura?

Ahora bien, los impactos ambientales que se suceden en las fiestas u otros eventos de nuestros municipios y ciudad, ¿se trata de un problema de normativas, de sistemas de control, de civismo, de educación ambiental o de limpieza viaria y colocación de distintos contenedores donde depositar los residuos? En mi opinión, es un poco de todo. Bienvenida sea una norma de sostenibilidad ambiental de aplicación general a nivel de Navarra que realmente sirva para que se eviten las escenas que vemos en la mayor parte de nuestros pueblos en las fiestas, pero me temo que no lo va a hacer. Pero, además, es necesario un cambio radical en nuestros hábitos y disfrutar las fiestas de otra forma, sin ensuciarlo todo.

El autor es experto en temas ambientales y Premio Nacional de Medio Ambiente