Que no se asuste nadie si los próximos días escucha cañonazos o ve soldaditos decimonónicos correteando de un lado para otro. Se trata de una recreación histórica que ha organizado el Ayuntamiento de Pamplona para recordar los hechos acaecidos durante el sitio y la liberación de la ciudad hace ahora doscientos años. Además de las representaciones han organizado una serie de charlas en las que además de algún historiador, de la línea más oficialista por supuesto, aparecen un montón de militares y miembros de asociaciones probélicas. Dicen que le van a dar un enfoque "divulgativo y de animación". Divulgativo de la versión de la Historia que les interesa difundir, claro, que muy resumido vendría a ser que los malvados soldados de Napoleón en su huida de la península se atrincheraron en Pamplona durante cuatro meses hasta que los valerosos españoles, ayudados por las tropas aliadas de Wellington, los vencieron. Creo que en ese momento de la representación en la Ciudadela van a quitar la bandera francesa y hacer ondear la rojigualda y todos tan contentos y viva España. Va a ser el momentico, sin duda. Frente a esta versión, los historiadores que no han invitado a estas charlas dicen que lo del fervoroso sentimiento patriótico español es algo que se acaban de sacar de la chistera municipal. A modo de ejemplo afirman que gran parte de la élite navarra prefería la dinastía francesa a la española porque, entre otras cosas, les daba más garantías en la defensa de sus fueros.

Y en cuanto a lo de la animación, la verdad es que no hay nada que celebrar, porque las guerras, todas, son la vergüenza de la humanidad. Muestran y fomentan lo peor que puede haber en el ser humano. La violencia, el escorbuto, el hambre, los suicidios con cicuta? Asolaron la ciudad durante esos 130 días, en gran medida porque los militares españoles no dejaron salir del cerco a los pamploneses. Todo eso no se debe reducir a un teatrillo simplón escenificado por una cuadrilla de friki-figurantes y, encima, pagado por todos nosotros a escote.