estos días se ha hablado mucho de la época de principios del XIX, con motivo del bicentenario de la capitulación en la guerra de la Independencia, pero prácticamente nada del euskera y en euskera, como suele ser habitual en todo lo que organiza el Ayuntamiento de Pamplona. Ni en las charlas oficiales ni en ningún sitio han dicho, por ejemplo, que gran parte de los 14.000 habitantes que tenía entonces la ciudad, como los de otras muchísimas localidades navarras, hablaban en euskera. Y, de hecho, esto es algo que sorprendió a muchos de los soldados que participaron en la contienda. Después de haber combatido durante varios años en diferentes lugares de la Península Ibérica, soldados de uno y otro bando se encontraron con que las nociones de español que han aprendido no les sirvieron de mucho por aquí.
Juan Carlos Etxegoien Xamar recogió en su excelente libro Euskara jendea, publicado por Pamiela en 2006, datos muy interesantes, entre los que encontramos los testimonios de varios soldados aliados:
Oficial August Frazer: "Desde que entramos en Navarra y en la que es su capital, Pamplona, se nos hace incomprensible su lenguaje en comparación con el español. Los habitantes hablan un dialecto denominado, quizá erróneamente, euskara".
August Schaumann en Oskotz: "Las chicas eran hermosas y llevaban el pelo recogido en dos largas trenzas, atadas en sus extremos con lazos azules de seda. No tuvimos con ellas la misma suerte que con las españolas porque eran muy tímidas y no entendíamos su lengua".
Jonathan Leach en Baztan: "Se entiende aquí tan poco el español como el inglés o el alemán e incluso los miembros de la clase alta hablan muy mal esta lengua".
Francis Seymor en Lantz: "Durante estas dos últimas semanas los navarros nos han parecido muy estúpidos y su lengua incomprensible. No entienden el buen castellano porque tienen un idioma propio, muy extraño. Así pues, lo poco que he aprendido de español, no me sirve y estoy condenado a comunicarme con gestos como los sordomudos".