Permanece en la sombra. No sale jamás en los medios. Nadie sabe quiénes lo integran. No lo conocen ni los espías de Obama y, sin embargo, es el organismo más importante del Gobierno de Navarra: el departamento de maquillaje de las cuentas del Reyno. Estos días se está empleando a fondo en unos de los principales encargos que recibe a lo largo del año. Trabaja para embellecer el anteproyecto de Presupuestos Generales de la Comunidad.

Este año el maquillaje otoño-invierno pretende realzar el aumento de los fondos destinados al área social, quiere remarcar la consolidación del esfuerzo inversor en la reactivación económica y el empleo, y dejar bien perfilada la continuidad en la política de austeridad y reducción de los costes de la Administración.

En el sentido contrario las imperfecciones que tiene que disimular son, por un lado, la deuda pública que crecerá inevitablemente como una papada floja, hasta los 3.415 millones, junto con sus intereses y, por otro, la disminución de ingresos, que merman cada año como el colágeno de la piel. De todas formas, uno de los más irritantes quebraderos de cabeza de los maquilladores son las sombras.

Concretamente los peajes en la sombra de las autovías del Camino y del Pirineo y del Canal de Navarra, que en 2014 nos costarán unos 66,2 millones. Son esos cánones que se les pagan a las empresas que hicieron, mantienen y gestionan estas infraestructuras.

En su día el Gobierno se daba de palmas con las orejas porque los gastos de construcción no afeaban el presupuesto, pero ahora son como el acné, que no hay manera de quitárselo de encima hasta dentro de un montón de años. ¿Y la cicatriz que ha dejado en el presupuesto el no cobro del IVA de exportaciones de Volkswagen? ¿Y la verruga del TAV? Ya hemos pagado 245 millones y el año que viene 102 más para ir de Pamplona a Castejón. Y esto no se arregla mandando a la cárcel a los autores del tartazo que le estropeó su perfecto maquillaje a la presidenta Barcina.