Según la Evaluación Internacional de Estudiantes, el famoso PISA, que mide los conocimientos del alumnado de 15 años de más de 65 países, los navarros se sitúan a la cabeza del Estado en Matemáticas, son los segundos en Comprensión Lectora y los cuartos en Ciencias. Pero teniendo en cuenta que España se sitúa en todo a la cola de los miembros de la OCDE y por debajo de la media de la Unión Europea, pues tampoco es para tanto.

Seguimos estando muy lejos de los alumnos asiáticos y aún nos faltan bastantes puntos para alcanzar los resultados de Suiza en Matemáticas o los de Finlandia en Lectura y Ciencias.

El estudio es interesante pero se limita a estas tres áreas y no entra a valorar muchos otros aspectos fundamentales de la educación como la convivencia, el respeto, la integración, el valor del esfuerzo, etc. Una visión muy competitiva de la educación, sin duda, y en la que los asiáticos arrasan porque están sometidos a una fuerte presión. La mayoría de los estudiantes recibe clases de refuerzo y muchos tienen jornadas que llegan a las diez horas diarias.

De todas formas Navarra va bien y sigue escalando posiciones a pesar de tener más de la cuarta parte de todo su alumnado no universitario en modelo D, esto es, estudiando en euskera, con un 26% de profesores "filo-etarras" únicamente preocupados por adoctrinar ideológicamente a los alumnos, como nos informó recientemente con todo detalle la Guardia Civil. Estos alumnos son, por cierto, los que mejores resultados obtienen año tras año en la otra prueba, la Selectividad. En 2013 el 96,37% frente al 94,77 de los demás.

Y volviendo al PISA algo que hay que tener muy en cuenta, como recalca la propia OCDE, es que existe una relación directa entre el nivel sociocultural de las familias y los resultados. La distancia entre los alumnos ricos y pobres es cada vez mayor y esto no se arregla precisamente con tijeretazos, recortes de becas, favoritismos a la educación religiosa o penalización fiscal de la inversión en cultura. Más bien todo lo contrario.