-Buenos días, señora. ¿Se puede saber a dónde va usted con esa lechuga?
- Voy a mi casa a comérmela. ¿Por qué? ¿Quién es usted?
- Soy el responsable de vigilar que nadie incumpla las normas de las Huertas de Ocio de Arantzadi.
- ¡Ah! Es usted el guarda que sólo está dos horas y media al día. Pues me alegro de verle para comentarle que esta es la única lechuga que he podido salvar este mes. El resto ha desaparecido porque la valla se la salta hasta el caniche de mi vecina y las "separaciones entre parcelas con plantas aromáticas de porte bajo" son como poner un cartelito de "Bienvenido al self-service". Estamos pagando 400 eurazos al año, más el agua, y lo único que tenemos es la mini huerta de exposición de Pin y Pon y una interminable lista de prohibiciones. Y ¿cuándo van a terminar las obras? ¿En qué fase estamos ya? Porque mira que está esto desangelado con todo el hormigón que han echado y todas esas ciénagas de agua retenida llenas de bichos? Y esos bloques de cemento cubiertos de musgo que hay entre el barro ¿qué son? ¿merenderos? Y ya puestos, ¿por qué no hacen unas huertas de verdad y de uso social para que los parados y la gente que lo necesite pueda sacar provecho de este terreno público, como están haciendo en otras ciudades?
- Sí, y que se llene esto de hippys de Bildu con gorros de Gora Euskadi y camisetas anti-TAV, ¿no? ¡Ni hablar! Y hablando de hippys, ¿se da cuenta de que el jersey que lleva no pega para nada con esa pantaloneta? Le recomiendo que visite el Fashion Garden Shop, en Casa Gurbindo, donde podrá encontrar un atuendo más apropiado para poder disfrutar de esta actividad de ocio horticultural.