para ser fotografiadas. Las busca para su proyecto Abel Azcona, un performer que hace del cuerpo y la experiencia materia prima. Merece atención, búsquenlo. Aquí, solo un apunte de vocabulario. Me temo que no busca vaginas, difíciles de mostrar y fotografiar dada su ubicación, sino vulvas, que es lo que se ve. El uso de la palabra vagina en lugar de vulva se ha convertido en frecuente. Parece más delicado pero no deja de ser ocultador.
Para hablar de los genitales femeninos, como para los masculinos, hay una nutrida colección de expresiones coloquiales, vulgares, groseras o insultantes, pero no ha calado en la población general ni entre las poseedoras el uso del sustantivo vulva como lo han hecho pene y testículos. De hecho, muchas mujeres afirman no usar dicho término para referirse a esa parte del cuerpo de tan alto valor biográfico. Les propongo un pequeño sondeo entre sus familiares y amistades: pregunten cómo se le llama en casa y comparen los términos y su presencia en las conversaciones con los que se usan para los chicos.
Hace algunos años pero no más de ocho o nueve, en el capítulo dedicado a la reproducción que no a la sexualidad de un libro de texto de primaria, en la ilustración correspondiente a la vulva no aparecía el clítoris. Un caso de ablación editorial. ¿El clítoris no era un órgano adecuado ni una palabra apta para esas edades? Como una tiene sus cruzadas personales, lo dibujé y puse la correspondiente flechita con el nombre.
Del mismo modo, me gustaría que Abel Azcona, que dedica tiempo, energía y creatividad a desvelar lo que pasa en los cuerpos, que son lo que somos y donde vivimos, utilizara en su proyecto la palabra vulva.