“El ébola puede solucionar la inmigración en tres meses”, dice Le Pen, y por su parte, el premio Nobel de la paz, Obama, admite torturas a causa del patriotismo de sus funcionarios, virtud esta que se ve está en alza, y por la misma razón lanza una ofensiva aérea en defensa de sus nacionales, en Irak, contra aquellos a los que liberó del yugo de quien poseía inexistentes armas de destrucción masiva, con el apoyo moral del lacayuno gobierno español que, este sí, representa un serio peligro para la población civil, aquí, aquí. Los buenos, los malos ¿Quiénes son, dónde están? Ya se encarga de decírmelo quien tiene la fuerza de mano.
Rusia se defiende de un acoso internacional azuzado por los Estados Unidos con la beocia complicidad occidental y quienes aprueban medidas contra ese país se rasgan las vestiduras si Rusia les paga en parecida moneda. ¿Qué se esperaban? Está cada vez más claro que el mejor derecho está de parte de quien más fuerza tiene o puede ejercer. A eso se le llama libertad, legalidad, fraternidad... sí, como la de Chamfort: “¡Sé mi hermano o te mato!”.
Arma de destrucción masiva de más o de menos, Obama suministra armamento a Israel, país del que no se puede hablar porque pasas por antisemita, y eso, en ningún caso, y porque la diplomacia canalla se encampana e intenta que te quiten el trabajo si denuncias su guerra genocida y sus crímenes de guerra, como ha sucedido con la reportera de TVE en Gaza, a la que le han devuelto el puesto que le habían quitado, aunque no sé por qué, porque no había armado mucha bulla ni su caso había tenido un eco mediático extraordinario, tal vez porque ya nada lo tiene ni posee siquiera a fuerza necesaria para conmover: ni el genocidio de Gaza, perpetrado con la complicidad casi completa de Europa; ni el ébola, porque nos queda lejos y “nosotras ya damos a Cáritas”, y las religiosas aterrorizadas en la casa en la que están recluidas reclamando que las saquen de allí desaparecen, oh milagro, en cuanto pasamos la página; ni la discutida factura de los Hermanos de San Juan de Dios por la repatriación de un fraile infectado del virus mortal que hace pensar en el colosal desasistimiento de enfermos en territorio nacional cuyas cifras y casos se denuncian en vano y no conmueven a nadie; ni el negocio de las multinacionales farmacéuticas; ni la conducta asocial de gobiernos regionales que convierten los servicios públicos en negocios particulares y despilfarran en obras públicas innecesarias sin otro fin que la autocomplacencia y el enriquecimiento de sus amigos, como si las arcas públicas fueran un calderete corellano en el que mojar y agarrar presa; ni la desfachatez del Obama que admite torturas, lo que supone una cierta amenaza del presente y el futuro inmediato; ni siquiera el ministro Fernández cuando barbota unas canallescas justificaciones en el borde mismo de lo antijurídico para justificar la no concesión de ayudas a las víctimas del GAL argumentando que pertenecían a ETA, es decir que están bien muertas, algo canallesco, insisto, porque el ministro tiene que saber que en un estado de Derecho eso hay que probarlo, no bastan los informes mendaces a su dictado, y además está obligado, por su puesto, a considerar que la guerra sucia era y es una violencia ilegitima, de lo contrario Fernández está justificando con rotundidad el crimen de estado. Fernández como Le Pen se desnudan con sus palabras, tal vez porque sus camadas políticas tienen un acusado parentesco.
Verano o no verano, la capacidad de respuesta del ciudadano está bajo mínimos. Ahítos de malas noticias. Se nota, además, que en la dieta de vapuleados se nos suministra, cucharada a cucharada, una relamida y repulsiva papilla de realeza española en sus jaripeos mallorquines o en su cucamonas sociales. Con papilla monárquica o sin ella, sin las patrañas gubernamentales o con ellas, nuestra capacidad de respuesta es casi nula. ¿Qué podemos hacer además de decir? Nunca lo he sabido y está visto que la indignación y la turbación por sí solas, minan, agotan. ¿Qué va a poder hacer el independentismo catalán ante la cerrazón gubernamental de impedir a todo trance la consulta de noviembre? Ignoro si estamos blindados contra el virus de la violencia de Estado.