día para la historia, oigo decir de manera solemne. Dejémoslo en que hoy se celebran unas elecciones catalanas que no van a ser el principio del fin porque este ya fue, ya ha venido urdiéndose, tramándose y trabándose con la voluntad de una parte de la ciudadanía catalana -demasiado importante como para ser desdeñada-, y con la ayuda inestimable de la cerrazón gubernamental y un Santiago y cierra España que huele a muerto.
Risa dan ahora las lumbreras de última hora que hablan de lo que ayer negaban: la reorganización del Estado, y no solo territorial. Eso, hace años, ahora me temo que es demasiado tarde para casi todo lo que no sea una riña a mala cara, dentro y fuera de los tribunales.
El mayor artífice de la independencia catalana ha sido el Gobierno del Partido Popular. La ha acelerado de manera asombrosa; él y toda una cohorte de profetas apocalípticos y de muñidores de juego sucio que han puesto en escena patrañas groseras o boberías sonrojantes, como el propio presidente de Gobierno, que ha demostrado una vez más no conocer la Constitución que dice defender a la manera de los últimos de Filipinas; y que con sus sandeces ya es objeto de burlas merecidas.
El Gobierno del Partido Popular no ha sabido responder a las ansias independentistas catalanas más que con amenazas, con patrañas, con parque militar en movimiento, con policía y con bravatas. Una estrategia del miedo y de echar a rodar profecías de Apocalypse Now en el que, en lugar de las valquirias wagnerianas, suena pimpante el pasodoble de Las corsarias del maestro Alonso: ¡Banderita tu eres roja, banderita tu eres gualda!, el mismo que sonó en el matadero marroquí. No es una ópera, es un siniestro espectáculo arrevistado. No damos para más.
Cataluña se va, dicen, y el mundo se viene abajo, y los obispos animan a rezar porque la voluntad independista catalana es una cuestión religiosa que debe tratarse entre santos de bulto y mojamas. Un delirio esperpéntico. Si no han sacado a pasear al oso de Don Favila ha sido porque en los almacenes de atrezo Cornejo (famosos) no había, estaba apolillado.
Puede que hoy los resultados de las elecciones catalanas sean ajustados. No importa. Es cuestión de tiempo, poco. El independentismo va a ir a más. La reorganización del Estado y una nueva Constitución no solo son necesarias sino que más pronto que tarde van a ser un hecho.
Coinciden hoy las elecciones catalanas con los homenajes ciudadanos que van a recibir en todo el Estado los últimos fusilados de la dictadura franquista. En Navarra, el homenaje fue prohibido de manera abusiva y luego permitido por el TSJN con arreglo a derecho.
Me alegro infinito de la bofetada legal que se ha llevado la delegada del Gobierno en Navarra, no solo por lo ajustado de la resolución judicial, sino porque no ha podido imponerse a la ley y a la Constitución al margen del poder judicial, y porque no ha podido ofender a las víctimas del franquismo ni vengarse del resultado de las últimas elecciones. Su prohibición sembró serias dudas acerca de dónde acababa el enaltecimiento del terrorismo y dónde empezaba la apología del franquismo.
Solo hay un pequeño detalle en la resolución judicial que me molesta y me invita a reflexionar sobre el fondo del asunto. Las fotografías de las víctimas de aquel crimen -los fusilamientos del 27 de septiembre de 1975 lo fueron- a las que se refiere el juez han sido profusamente publicadas y mal se pueden manipular a estas alturas... pero, ¿son terroristas quienes en ellas aparecen? ¿En base a qué? ¿En base a unas sentencias dictadas de acuerdo a una legislación y unos procedimientos que la ley de 26 de diciembre de 2007 califica de «ilegítimos»? No puede ignorar el juez que la vergüenza, el abuso y la voluntad de matar fueron los ingredientes de aquellas sentencias militares que en cualquier otro país europeo habrían sido ya declaradas nulas de pleno derecho. La reparación plena de las víctimas pasa por acabar con todos los residuos del aparato legal del franquismo empezando por los procesos militares incoados desde julio de 1936. No se puede seguir dando cobertura al franquismo so pretexto de la Ley de Amnistía y de que no ha habido verdadera voluntad, social y política, de cumplir con todo el contenido de la Ley de Memoria Histórica.