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Estrella Cervantes

En 1781 William Herschel anunció al mundo el descubrimiento de un nuevo planeta, al que llamó “la estrella de Jorge” por el rey británico Jorge III. Los astrónomos del resto del mundo decidieron sin embargo que debería llevar un nombre de dios latino, como los otros planetas: Urano. Desde entonces dioses de todas las mitologías han ido poniendo sus nombres a objetos del cielo. También personajes reales como los nombres que adornan las decenas de miles de cuerpos menores. Urano mismo tuvo el honor de recibir, en sus lunas, un privilegio literario: los nombres de personajes de Shakespeare (y de Pope) dan nombre a esos mundos gracias a la idea del hijo de Herschel.

En los últimos 15 años los astrónomos han ido descubriendo casi 2000 nuevos mundos, planetas aún sin nombre orbitando otras estrellas. Algunos sistemas planetarios contienen varios planetas, familias numerosas como la de nuestro Sol. Así sucede con cuatro planetas descubiertos en torno a una estrella un poco más grande que el Sol y un poco más caliente y más vieja que está en las constelación meridional del Altar.

Se nos ocurrió pensar que esa estrella podría llamarse Cervantes, y que Dulcinea, Rocinante, Quijote y Sancho podrían dar nombre a los cuatro exoplanetas descubiertos hasta la fecha. Quedaría, si aparecen nuevos mundos allá, una larga lista de personajes (me encantaría pensar que hay un planeta doble al que poder llamar un día Rinconete y Cortadillo). Como mañana sería el cumpleaños de Cervantes, la Sociedad Española de Astronomía y el Instituto Cervantes se nos han unido al Planetario de Pamplona para poder regalarle este nombre, en un plebiscito mundial (y ciertamente galáctico) auspiciado por la Unión Astronómica Internacional. Pueden votar yendo a www.estrellacervantes.es. Y decirlo por las redes: #yoEstrellaCervantes. Gracias.