A mí me parece de cinepelícula que el Gobierno aborde la educación sesual. Hay muchas personas que opinan que la educación, incluso la sesual, es cosa de las familias. Yo estoy de acuerdo con que los primeros responsables son los padres y madres que han traído al mundo a las criaturas, de forma sesual en la mayor parte de los casos. Lo que ocurre es que a un número significativo luego se les olvida y va y hay bastantes padres y madres que más bien nada o poco y justo lo reproductivo o antirreproductivo, vaya, que limitan la educación sesual a evitar ser abuelos. Hay incluso a quienes la X les provoca sarpullido y al sexo le dicen sé-só y en consecuencia, hay criaturas que con lo de casa salen bastante poco educadas o rebozadillas en desconocimiento o en todo vale o en ni tocar, posturas poco tendentes a facilitar anclajes sólidos, conductas responsables, goces y prácticas deseables.

De la falta comprobada de educación afectiva y sexual (secsual si lo prefieren) se deriva una gran mengua de bienes personales y relacionales y una extensa serie de males mayores que van más allá de los embarazos no deseados: las ETS, las relaciones abusivas, la indefensión, la falta de asertividad, la escasa reflexión sobre la ética de las relaciones, el poquísimo conocimiento de la diversidad sexual humana, el también pobre conocimiento del propio cuerpo y la propia mente, la marginación de personas y colectivos, un magnífico repertorio de comportamientos poco felicitantes, revisables y nada acordes con los derechos humanos.

Dicho así, está claro que es responsabilidad de las autoridades incluir la formación afectiva y sexual en el currículo. No sería mala idea, como primer ejercicio para madres y padres, aprender a pronunciar la X limpiamente.