Yo también estoy muy indignada con la falta de libertad a la que nos estamos viendo sometidos día sí y día también en Navarra.

Desde que te montas en la villavesa al punto de la mañana te encuentras con el verbo “deber” conjugado de todas las maneras posibles en las normas impuestas por esa Mancomunidad capitaneada por Bildu: “Las sillas de ruedas o similar deberán sujetarse con los cinturones de seguridad del espacio reservado” o “los grupos de escolares menores de cinco años deberán ir acompañados por una persona adulta por cada 4 niños.”

No hay derecho. Si te quieres presentar a un concurso como el Premio internacional de poesía Ciudad (con alcalde Bilduetarra) de Pamplona, por ejemplo, ves que “los trabajos presentados deberán ser inéditos en su totalidad” y que tienen que tener una extensión de entre 400 y 800 versos. Y además este año se aceptarán textos en euskera, con lo que los poetas que no sepan esa lengua podrán presentar menos trabajos y, por consiguiente, tendrán menos posibilidades de obtener un premio. Marginación evidente.

Y ya el colmo de los colmos, la cruel situación que describió el parlamentario de UPN Iñaki Iriarte en la comparecencia del martes del director de Euskarabidea. Iriarte explicó claramente que a los medios de comunicación que quieran recibir una subvención por el uso del vascuence, este Gobierno les va a exigir que utilicen el euskera. Como lo oyen. ¡Qué desfachatez! Y citó textualmente “deberán emitir un tanto por ciento de su programación en euskera en los ratios fijados en las diferentes convocatorias”. Por favor, ¿a dónde vamos a llegar? Yo también estoy súper-indignada con las imposiciones.