Estoy más que aburrida de oír a los del trío de la coordinadora del no dar la matraca con la “subida brutal de impuestos”.
Vamos a ver, que a alguien que cobra 23.250 euros o más al año le aumenten 8,30 euros al mes los impuestos, esto es, 99,6 al año o, lo que es lo mismo, 2 euros y unos céntimos a la semana no me parece, señora Beltrán, para nada “brutal”. Y mucho menos todavía que a los que tienen rentas superiores a 80.000 euros les cobren 300 euros más al mes.
“Los navarros tienen menos poder adquisitivo”, en eso les doy la razón, sobre todo las 45.000 personas sin empleo remunerado y las 90.000 que no tienen para pagar la calefacción. Sin embargo no olvidemos que a ellos no les afecta negativamente la “brutal” subida de impuestos, sino todo lo contrario.
Aquí lo que me parece es que hay demasiada cara dura, muy poca vergüenza, nada de moral y muy pocas ganas de fomentar la solidaridad y la tan cacareada convivencia. Hace un año, Miren Peña decidió poner punto final al infierno en el que mal vivía después de perder su trabajo y no poder pagar su casa.
Esta semana ya han llegado los primeros 77 despidos de TRW, de un ERE que incluye 123 salidas. Más de quinientas familias están ahora temblando sin saber si les va a tocar la macabra lotería. Y entretanto, ahí, el señor Sánchez de Muniáin cobrando dos sueldos: el de parlamentario y la cesantía de su cargo. En total ¿Cuánto? ¿Unos 65.000?
Estos días, cuando muchos de estos criticadores vayan a misa y a las procesiones, que piensen si creen sinceramente que esto es, como vociferan, un infierno fiscal, si el infierno es lo que están viviendo aquí y ahora miles de personas o si es lo que se van a encontrar al final de sus días.