“Desde los cero a los tres años hice 7.300 kilómetros a la escuela infantil” esto es lo que decía en euskera el cartel manuscrito que portaba un niño en la concentración del sábado en la plaza del Ayuntamiento. Cientos de personas se reunieron para dejar bien claro que una buena parte de la población ha tenido que tragar carros y carretas en este tema, que la oferta de plazas en euskera en las escuelas infantiles de Pamplona sigue siendo insuficiente y que intentar cerrar el camino por vía judicial a los cambios impulsados por el consistorio es, dicho finamente, una auténtica faena.

Mi conocimiento del funcionamiento de estas escuelas no da para mucho, pero visto desde fuera me pregunto si no sería posible en los próximos años abrir nuevas líneas de euskera en las escuelas ya existentes. En las 17 del Ayuntamiento de Pamplona y también en las que dependen del Gobierno de Navarra. Está visto que cambiar el modelo lingüístico de toda una escuela es problemático porque se obliga a los niños y niñas que ya vienen del curso anterior a emigrar. Tal vez se podría incluso dejar abierta la posibilidad de que la gente eligiera castellano, euskera e incluso inglés en todos los centros y después se formasen los grupos en cada escuela. Si hay un número mínimo de matrículas adelante y si no se ofrece la posibilidad de acudir a otra escuela.

No sé, quizá es una barbaridad y técnicamente es muy complicado y muy caro, pero así como en las escuelas de Primaria el modelo D empezó poco a poco y ha ido ganando terreno, quizá en el tramo 0-3 se podría plantear algo parecido y que cada cual elija lo que quiera, donde quiera y cuando quiera.