Ha dicho Íñigo Alli, el candidato de UPN-PP al Congreso de los Diputados que quieren “evitar que el sarampión que sufre Navarra se contagie a nivel nacional” y “que esas fuerzas nacionalistas, separatistas, esas fuerzas marxistas, lleguen al Gobierno central”.

O sea que debemos entender que la situación que ahora vivimos en la Comunidad Foral es anómala y perniciosa, pero pasajera. Una especie de pequeño bache, un capitulillo turbio y desagradable en nuestra historia, pero que, afortunadamente, superaremos en breve. Y es que desde hace diez meses todo está patas arriba y esto es un sinvivir. Hay que recuperar el orden natural de las cosas: tienen que volver los señores a mandar, los ricos a dirigir todo a golpe de cheque, las mujeres a la cocina, los inmigrantes al sitio del que nunca debieron venir, el euskera a los museos, los maricas y pervertidos en general a sus guetos, los de la ETA a la cárcel, los viejos a jugar a cartas, las ikurriñas a los contenedores de basura, Felipe y Letizia a Leyre, las vaquillas a las fiestas de los pueblos, las tortillas verdes de Mediterránea de Catering a los platos del Hospital, el himno de España a la megafonía y las erres a Navarrra? y así conseguiremos que las SICAV y docenas de empresas (carroñeras) vuelvan a anidar en nuestro pequeño paraíso (fiscal) y que en la procesión del Corpus de nuevo haya dos mil euros de hierba y pétalos pagados a escote por toda la ciudadanía. Porque esto es lo correcto, lo que mandó Dios en el mismísimo momento en el que creó a Navarra, foral y española, en el principio de los tiempos?

Perdón. Creo que se me está yendo un poquito la cabeza. Será la fiebre. Es que con el sarampión ya se sabe. Disculpen.