Quiero pensar que el calor extremo y la falta de lluvia de estas últimas semanas nos resecan las meninges y esa es la razón por la que, en general, asistimos casi absortos a las declaraciones filo franquistas de algunos sectores. UPN vota en contra de la exhumación de los restos de Mola y Sanjurjo y nos pedimos otra caña. Que los concejales de ese partido no respaldan al alcalde ante pintadas amenazadoras, bueno, pues encendemos un poquito el ventilador. Que los jóvenes del PP inician una campaña de firmas para salvar el Monumento a los Caídos porque “forma parte de nuestro patrimonio español, y ha sido compañero de la cotidianidad de muchos pamploneses”, y pensamos en lo guay que estaría bañarse en el estanque ese.

Igual es que estamos muy acostumbrados a que a los del bando ganador se les perdone todo, aunque fueran los artífices de una macabra estrategia, como reflejan las palabras de Mola: “Se tendrá en cuenta que la acción ha de ser en extremo violenta para reducir lo antes posible al enemigo, que es fuerte y organizado. Desde luego, serán encarcelados todos los directivos de los partidos políticos, sociedades o sindicatos no afectos al movimiento, aplicándoles castigos ejemplares.”

“A los militares que no se han sumado a nuestro movimiento, echarles y quitarles la paga. A los que han hecho armas contra nosotros, contra el ejército, fusilarlos. Yo veo a mi padre en las filas contrarias y lo fusilo”.

“Hay que sembrar el terror [?] Hay que dar sensación de dominio eliminando sin escrúpulos y sin vacilación a todos los que no piensen como nosotros.”

Bastante más heavy que las letras de Tximeleta.