el lunes por la noche se celebrará el dichoso Halloween, como bien vienen anunciando desde hace más de un mes los escaparates de las tiendas y los anuncios de la tele. De todas formas, y antes de encerrarnos en casa para no ver nada y evitar que manadas de niños nos asalten pidiendo caramelos, os propongo darle un par de vueltas a algunas ideas.
La primera es que toda esta fiesta consumista que ahora nos llega directamente de Estados Unidos tiene origen europeo y también aquí, como en muchos otros lugares, se ha venido celebrando desde antiguo la Noche de Difuntos o de las Ánimas con ingredientes parecidos a los de la nueva celebración. De hecho, cada vez son más los testimonios recogidos por toda Euskal Herria que cuentan cómo se vaciaban calabazas, se les hacían unos agujeros a modo de ojos y boca y se ponían candelas en su interior, colocándolas después en los cruces de caminos para asustar a quien pasara. Y lo de pedir golosinas por las casas era lo que también hacían nuestras abuelas y abuelos, pero con nueces y castañas. “Xanduli, manduli, kirrikiki, écheme castañas por aquí”, decían, por ejemplo, en el Valle de Ollo o “Txigila, mingila, kurruskario, abre las puertas del armario”, en Zaragüeta.
Varios antropólogos e investigadores interesados en el tema están haciendo trabajos muy interesantes en torno a este tema, como los guipuzcoanos Jozu Ozaita y Jaime Altuna, ganadores de la beca Juan San Martín 2015 sobre etnología. Sin duda será un material muy interesante para pensarle un futuro acorde a estos tiempos a esta tradición que nos viene de muy muy lejos y que tantos atractivos tiene sobre todo para la chavalería.