Libro nuevo
Sólo quedan unas líneas para leer la página 365 y pienso una cosa. Todo cambia y todo sigue igual. La realidad está hecha de una sustancia maleable que le permite ser nueva y vieja simultáneamente. Björk, la artista que amé, sigue gestando en su útero electrónico venido de Marte como las arañas del Bowie que murió en el capítulo 1 unas criaturas que después saca a pasear en conciertos únicos y desconcertantes, como esperamos. Los del Río se asustan ante la obesidad de una cuenta corriente que no deja de engordar gracias a webs que aún machacan Macarena en postales navideñas animadas. Desde que el calvo que nos envolvía en su magia se fue, el anuncio de lotería nos vuelve a empujar a esa empatía compasiva y triste que te hace humano y ñoño unos minutos. Y la Hermandad del Exceso en la que ingresan estos días las familias que pueden ha multiplicado de nuevo el tamaño de nuestro estómago por dos y dividido el de nuestras tragaderas ante discusiones absurdas por cinco. Todo sigue igual.
Pero todo cambia. Y este año, por primera vez, un letrista poeta ha cruzado el umbral del reverberante Hall of Fame de la Literatura. Y ser europeo se ha convertido en una condición vergonzante por el maltrato al que esta entidad variable que somos la UE sometemos a millones de refugiados sirios. Y si antes para llamar la atención sobre algo había que grabar un lipdub, ahora todos inmortalizamos nuestros últimos eventos modo mannequin challengue, y nos quedamos congelados mientras la cámara se mueve. Y mientras esperamos que en el libro que abriremos el domingo haya justicia real, entendimiento y risas frescas recién pescadas. Gracias por querer leerlo conmigo. Urte berri on!