Despacito
el euskera se extiende despacito, pero sin parar. Pasito a pasito, suave suavecito como dice la canción o kanka-kanka como diría Carlos Salvador en su muy particular dialecto del euskera.
El curso acaba de comenzar. En toda Navarra 6.072 niños y niñas de tres años acuden estos días a clase por primera vez. De ellos el 30% estudian en euskera. En la Comarca de Pamplona este porcentaje se eleva a más de un tercio de los escolares y en la zona norte de la Comunidad el modelo de euskera es el más demandado. El modelo D público es la opción que más ha crecido con respecto al curso anterior en toda Navarra. Son sólo 76 alumnos más, pero ha crecido. En unos pocos años por lo menos uno de cada tres navarros y navarras hablará euskera.
Por otra parte, el Clúster de Sociolingüística presentó a principios del verano los resultados de la VII Medición del Uso de las Lenguas en la Calle. Según este estudio el uso del euskera en Navarra ha aumentado un poco respecto a anteriores mediciones situándose en el 6,7% de las conversaciones escuchadas. En Pamplona el dato se sitúa en el 2,9 %, una cifra humilde pero superior al 2,5% de Bilbao o al 1,9% de Baiona. El que no se consuela es porque no quiere.
Lo preocupante es que a estas alturas, y vista la tendencia general, haya todavía una parte de nuestra sociedad instalada en el elogio de la ignorancia, como el alcalde de Marcilla o aquellos que reclaman beneficios para los opositores a docente que no saben euskera. Ya sabemos que el saber no ocupa lugar, pero obtener ese saber sí que cuesta tiempo, dinero y esfuerzo y además es algo demandado por una gran parte de la ciudadanía por lo que ha de ser valorado en su justa medida.