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¿Dureza informativa?

Les avisamos de la dureza de las siguientes imágenes. Recibido el aviso, las vimos. Un hombre ha matado a dos mujeres. Después, ha incendiado la vivienda donde se encontraban. Lo que vemos es a ese hombre mientras se asoma a la ventana de un octavo piso y se arroja al vacío para caer en la lona que previamente habían preparado los bomberos.

No solo pasó eso pero solo eso centró la atención. ¿Hubo objetividad en lo que vimos en la televisión o se optó por dar protagonismo al impacto visual de las imágenes? ¿Ese procedimiento informativo es el adecuado? ¿Eso fue lo más duro? ¿La elegida es la mejor forma de documentar verazmente un crimen machista?

La información sobre este tipo de delitos ocupa un tiempo considerable en los medios. Mi sensación es que creciente. Pero, por regla general, adolece de falta de análisis, de búsqueda de sentido, de explicaciones expertas que permitan entender el fenómeno, sus causas, su prevalencia, sus consecuencias. Las agresiones y muertes se sitúan en el amplio apartado de los sucesos con el factor agravante de que tienden a presentarse como hechos desconectados entre sí, casuales, sorprendentes.

Imágenes como las del asesino de Vitoria anteponen el tremendismo, el sensacionalismo y la fascinación por lo morboso al mandato de cuidado en el tratamiento gráfico que en el caso de la violencia de género establecen las leyes. Desviar el foco es una forma de desinformar y de favorecer la interpretación de lo sucedido como excepcional y llamativo, propio de un alguien profundamente alterado y, desde luego, atípico.

Se recortan los presupuestos, se informa sin poner en contexto, no es extraño que sigamos oyendo que la violencia de género es algo que pasa entre hombres que están locos y mujeres que no se sabe por qué aguantan.