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Qué mundo

El lunes pasado era el Día del Libro y como todos los años los libreros salieron a la calle. Representa uno de esos rituales de la primavera y a mí me gusta pasearme sin prisa por los puestos y observar a la gente. Nunca observamos lo suficiente (o con la suficiente paciencia) a la gente que nos rodea y una forma de hacerlo discretamente y sin que se den cuenta es aprovechando estas ocasiones. De todas formas, todos los años me pregunto lo mismo: ¿hay gente para tanto libro? El año pasado se editaron 87.292 títulos. A menudo se escuchan extrañas lamentaciones: que se lee poco, que los libros van a desaparecer: esa clase de alarmas. ¿Quién las lanza? Es falso. Los libros gozan de una salud excelente. Nunca antes en la loca historia de la humanidad se habían publicado tantos y tan buenos libros como ahora. Ni vivía tanta gente a expensas de ese negocio. Claro que también se publica mucha basura, no seré yo quien lo niegue. Pero si tú quieres leer, estás de suerte: hay dónde elegir. Lo importante es elegir bien. Como en todo. Ya que elegimos pocas cosas en la vida, saber elegir las que podemos es fundamental: por ejemplo, las cosas que uno lee. Un dato negativo: España es uno de los países de Europa que menos gasta en libros. Y ahora uno positivo: Navarra es la comunidad que más gasta en libros de todo el Estado: en términos relativos, claro (yo mismo me sorprendí al leerlo). Y otra cosa que suele ignorarse, ¿sabes cómo se reparten los porcentajes por cada libro vendido? Verás, el librero se lleva un 30%, el distribuidor se lleva otro 30% y el editor se lleva también otro 30%. A veces esos porcentajes fluctúan un poco, uno se lleva un 28%, el otro un 32%, pero entre los tres se llevan el 90%. El autor del libro, el que ha estado ahí miles de horas escribiéndolo solo se lleva el 10%. Y a menudo, ni eso. Qué mundo, ¿no?