La obsesión de Laura (Robert Malenfant, 1996). En la cartelera del Parlamento de Navarra. Sinopsis: una joven abogada -republicana, euskaldun y feminista- ingresa en política con ocasión de la implantación en Navarra del partido nacional Podemos, surgido del movimiento social conocido como 15-M. Su candidatura, Cambiar Navarra, se impone en el proceso interno fundacional. Antes había tenido un breve papel protagonista en el cortometraje Interpelando a Felipe VI, rodado con diálogo improvisado y medios técnicos domésticos en el exterior de Baluarte. Por tono y gesto, podría encarnar a doña Letizia en un documental de ficción sobre la pareja reinante. Con formación en idiomas (euskera, francés y alemán) y artística (danzas vascas, txistu, solfeo y piano), cuenta con experiencia sindical (Eraldatu-UPNA; asesoría laboral- CGT) y docente en diversos institutos de Navarra. Podemos consigue 7 escaños en las forales de mayo 2015. Accede a la portavocía del grupo, que a su vez logra la Presidencia de la Cámara. No tarda en dimitir una de sus integrantes, quejosa de una “dirección caótica y desorganizada” y con acusaciones de “desconfianza y autoritarismo”. Episodio conocido como el milagro de Fátima Andreo. Un milagro que alguien dimita, entregue su acta y tome la puerta. Más adelante, Laura se ve sorprendida por una ajustada derrota dentro del partido. Y conminada por el nuevo aparato. La situación salpica al grupo parlamentario, donde cuenta con afines suficientes para formar mayoría interna. Expedientada y suspendida de modo cautelar como portavoz, es finalmente expulsada. Laura se parapeta en su acta parlamentaria. Defensora de la autonomía territorial, apela a los órganos centrales de Madrid. Curioso. Confirman la expulsión. Laura se rebela. Sopesa cambiar el nombre del grupo. Y enfatiza: “No me voy. Me quedo. Me voy a quedar” (guion de C. Cifuentes). El cuatripartito vigila el fiel de la balanza del cambio. Continuará.