Hace unos días Bilbao se convirtió en la capital europea del rugby con las finales de la Challenge Cup y la Champions Cup. Como parte de la promoción se lanzó un vídeo en el que un equipo de chicas aparecía jugando al rugby por las calles de la ciudad para reivindicar que ellas también juegan. “La cuestión no es quién me va a permitir? Es quién me va a detener”, decían las chicas. A mí me gustó mucho y me parece un buen lema aplicable también a otros colectivos que de igual manera saben qué es tener que intentar hacerse un hueco a codazos o darse de cabezazos contra uno y mil techos de cristal.

Me gustó ese poderío de las chicas imparables pasándose el balón y sorteando todos los obstáculos hasta llegar a la meta y me imaginé corriendo así, por ejemplo, a los más de cien chicos y chicas euskaldunes de 16 y 17 años que van a participar en julio en la EuskarAbentura, una expedición en euskera organizada por una asociación de voluntarios, que va a recorrer todos los territorios del euskera conociendo el patrimonio cultural y natural de Euskal Herria. Y también me imaginaba corriendo con el balón a las vecinas y vecinos de esas 88 localidades navarras que se han apuntado para participar en Euskaraldia, una iniciativa con la que se invita a la gente que puede y quiere a comunicarse en euskera en los diferentes ámbitos de la vida cotidiana. Y veo también corriendo con poderío a los niños y niñas que estudian en euskera en Navarra, casi 1 de cada 3, y a los miles de jóvenes, de euskaldunberris, de euskaldunzarras de toda la vida, y a toda la gente de la calle que ve con buenos ojos el euskera por puro sentido común. Sabemos lo que es sudar la camiseta y vamos a seguir haciéndolo. ¡A ver quién nos para!