Los diputados de UPN están empeñados en una jubilación anticipada. Y sin tener garantizado un contrato de continuidad. Más bien alguno parece tener cantado el de relevo. UPN se quedó solo en el acompañamiento a Ciudadanos en su penúltima prestidigitación parlamentaria para conseguir un adelanto en la convocatoria de las próximas elecciones generales. Los vientos demoscópicos son tan favorables a los de Rivera que pierden el culo por instalar las urnas. La moción de censura los dejó descolocados. Pero no les importa tanto la recuperación de la tendencia de voto en el PSOE como la situación crítica del PP. Comparten caladero de electores y la estrategia en el lanzamiento de las redes es importante. UPN fue socio del PP entre 1991 y 2008. La fusión por absorción se notó en la cuenta de resultados municipales, forales, generales y europeos. El agostazo socialista de 2007 evitó un gobierno del cambio en Navarra. UPN pudo mantener la presidencia. Las deudas se pagan. El PP anunció una enmienda a la totalidad del proyecto de Presupuestos Generales del Estado elaborado por el PSOE para 2009 (aumento del 33% en las inversiones en Navarra). Reclamó lealtad al pacto. A pesar de reiteradas advertencias, el consejo político de UPN decidió la abstención en la votación de la enmienda. Un diputado obedeció (Salvador); otro, no (Cervera). El PP dio por roto el pacto vigente durante 17 años y recuperó su marca territorial. Volvió para quedarse. Sin embargo, la mutua conveniencia provocó que la lista única y el reparto de puestos en Congreso y Senado siguieran activos para las generales. Compromiso regionalista: facilitar la investidura de presidente y aprobar los PGE. Eso sí, desde el Grupo Mixto. Mal tempero para reeditar ese pacto a futuro con un PP en declive. Desde la tribuna y en boca de Sánchez esta vez, UPN tuvo que escuchar de nuevo que el PSN-PSOE no apoyará gobiernos autonómicos “conservadores”. Si conserva su discurso, claro.