La ley 1/2004, en su artículo 47 relativo a la formación del personal de los Juzgados de Violencia sobre la Mujer, reza textualmente: El Gobierno, el Consejo General del Poder Judicial y las Comunidades Autónomas, en el ámbito de sus respectivas competencias, asegurarán una formación específica relativa a la igualdad y no discriminación por razón de sexo y sobre violencia de género en los cursos de formación de Jueces y Magistrados, Fiscales, Secretarios Judiciales, Fuerzas y Cuerpos de Seguridad y Médicos Forenses.
Catorce años después, consulto la entrada respeto en el diccionario de la RAE. Las acepciones van desde la veneración al miedo pasando por el acatamiento (genuino o por cortesía), la consideración o la deferencia. Vaya, que aclara poco. O demasiado.
Miro también la expresión ajustada a derecho y es un concepto tan amplio que hace pensar en las leyes y su aplicación como el material del que están hechas las camisetas de lycra. La mayestática túnica de la Justicia tiene un alto porcentaje de elastano y vale tanto para una 36 como para una 50.
Realizo estas pesquisas porque quiero construir una frase escasamente emocional, no creo que vaya por ahí el camino de las soluciones. Y ahí va. Con todo el respeto, que entiendo como actitud que preserva a las personas para realizar una crítica que no sobrepasa el ámbito de los hechos, ¿es ajustada a derecho una decisión que provoca dudas razonables acerca de la formación específica de quien la produce? Parece que algo de lo dispuesto legalmente queda al descubierto.
Voy a las fuentes y saco agua turbia. Pero estos días, en la calle y en las páginas muchas y muchos desajustados a derecho queremos redefinir. Eso es buena noticia. Buen verano.