Candidata insospechada al Premio a la Corrosión. La pasarela peatonal del Labrit (Diciembre 2010) acumula varios reconocimientos entre galardones y posiciones de finalista. Nominada en la categoría de “mejor obra de ingeniería civil” en el Salón Internacional de la Construcción de Barcelona (2011). Méritos: la solución técnica, el equilibrio cromático y las texturas de los materiales empleados: acero corten y madera de ipe, de tan “increíble dureza y resistencia” que se la conoce como Iron Wood (palo de hierro). La infraestructura carece de soportes, tiene 73,5 metros de longitud (forma de Y), pesa más de 125 toneladas, salva un desnivel de 3,70 metros y soporta 700 kg por m2. Diseñada para facilitar la accesibilidad entre tramos de muralla (Fuerte de San Bartolomé-Baluarte de Labrit). La pasarela lleva más de dos años cerrada al tránsito. Una lona protege de desprendimientos de placas. El Ayuntamiento dispone ya de tres informes. El último alerta de una corrosión generalizada de los elementos metálicos situados entre el pavimento de madera y las chapas del cierre inferior, por carencia de un sistema de drenaje adecuado. La obra ejecutada no concuerda con la documentación disponible en la Casa Consistorial. Documentación gráfica revela incorrecta ejecución de algunos puntos críticos. Existen dudas sobre la capacidad de resistencia de la pasarela. Las obras de reparación, tras más pruebas, podrían comenzar a finales del primer semestre de 2019. En el mejor de los casos. La inversión fue de 1,1 millones de euros, encarecida ahora por el precio de los informes y por los futuros arreglos. Idea concebida durante la alcaldía de Yolanda Barcina, con el arquitecto y posterior alcalde Enrique Maya en la Gerencia de Urbanismo. La información oficial de presentación del proyecto afirmaba: “Este material (acero corten) no necesita mantenimiento ni tratamiento superficial que le preserve de la oxidación”. A la vista está. Qué cachondos.