Halloween en Madrid. La princesa de Viana, Leonor, princesa de España, primera en la línea sucesoria de los Borbón, sucedió al rey, su padre, en la lectura de la Constitución Española, dentro de los actos conmemorativos de su 40º aniversario. Puso voz al artículo 1 del Título Preliminar, que concluye: “La forma política del Estado español es la Monarquía parlamentaria”. El presidente Sánchez asumió el artículo 2, donde queda claro que “la Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles”. Sánchez dirige también el PSOE, que redujo su histórico republicanismo a la promoción de los “valores republicanos” y abandonó la defensa del derecho de autodeterminación, con rechazo a procesos soberanistas. Aunque ya no vea la rebelión que vio en el procés. Después recibió a la princesa de Navarra, que aspira a sucederse a sí misma. Le tocaba en el turno de encuentros en la Moncloa, establecido por orden de antigüedad de los Estatutos de Autonomía. La princesa Leonor cumplía 13 años y Navarra es la 13ª en ese orden. Al término de la reunión, Barkos expresó su “satisfacción en términos globales”. Lo único aproximado a un acuerdo consistió en “acometer de forma definitiva la transferencia de tráfico y seguridad vial”, un derecho histórico de Navarra reconocido por el Tribunal Supremo. Es previsible que su firma se acuerde en la Junta de Transferencias dentro de esta Legislatura. La firma será solo el comienzo de un largo proceso de aplicación. Convenio e inversiones financieramente sostenibles fueron otros asuntos prioritarios. Demanda a Sánchez de que pise el acelerador de las negociaciones. Charla protocolaria entre altos dirigentes. Ahora toca aguantar el tráfico de ignorancias clamorosas y presiones infames sobre el origen y desarrollo de la Policía Foral. De avergonzar. Sánchez muda fácil de palabra. Esperemos que con Navarra haya sido franco. ¿Truco o trato?
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